"Caja de Socorro" no es solo un restaurante más dentro de Mercamadrid.
Es memoria colectiva, calor humano y cultura obrera.
Un espacio que lleva años siendo el punto de encuentro para los trabajadores del mercado: un lugar donde el café se sirve con anécdotas, y la comida, con complicidad.

Más que una cantina, es un símbolo de comunidad.
Un testimonio silencioso del esfuerzo diario, de las madrugadas compartidas y de los vínculos que se tejen al calor de un desayuno o un menú casero.

Cuando recibí el encargo de este rebranding, entendí que no se trataba solo de “hacer una marca bonita”.
Se trataba de dar voz visual a una historia que ya estaba escrita: la de generaciones de trabajadores que han hecho de este lugar parte de su día a día.

La nueva identidad visual nace de ahí: de lo cotidiano, lo auténtico y lo humano.
Con un lenguaje gráfico sencillo pero con carácter, que respira el espíritu del mercado y el valor de lo colectivo.
Una marca que no pretende reinventar, sino visibilizar lo que ya existe: la esencia de un lugar real, con alma.